lunes, 24 de mayo de 2010

Los adversarios... Estorbos políticos


Tomás Moro fue encarcelado y decapitado en 1534 por hacerle ver la realidad al rey Enrique VIII, a quien servía.
Decía verdades que quizá no eran las más gratas para los oídos del monarca, pero que coincidían con las necesidades de la gente, del pueblo al que amaba.
Como integrante del parlamento inglés solía realizar visitas a los barrios miserables y tuvo el valor de lanzarse contra un nuevo e injusto impuesto ordenado por el rey.
Tomás Moro fue un firme defensor de la tolerancia y crítico de la forma de actuar de los políticos y religiosos que detentaban el poder de aquellos tiempos.
Este abogado, político y diplomático fue muy querido por su pueblo al que se entregó con valentía, al grado de dar la vida. Este acto de congruencia hizo que Pío XI lo elevara a los altares.
Hoy es venerado como el Santo Patrono de los Políticos.
Enrique VIII, por su parte, coronado en 1509, se caracterizó por construir un gobierno veleidoso (de antojos y deseos vanos) y conflictivo, alejado de las necesidades de su pueblo. Su conducta estuvo dirigida siempre por una ambición y crueldad extremas.
A Ana Bolena, su segunda esposa, la acusó de adulterio y a Ana de Cleves, su tercera mujer, la denunció por una supuesta infidelidad. A las dos las mandó a decapitar. La misma suerte corrió John Fisher, el prominente Obispo de Rochester. Tomás Moro no escapó de su maldad.
Para este monarca inteligente, astuto y hábil, todo aquel que representara un “estorbo” para el logro de sus ambiciones personales correría la misma suerte. Su crueldad no tenía límites.
Pues bien, así como a Enrique VIII le fastidiaba que la gente le hiciera ver sus errores, le dijera sus verdades o le planteara propuestas de interés popular, también a algunos gobernantes de esta época (2010) les molesta que terceras personas le expresen la mínima sugerencia para darle rumbo a su gobierno.
Como en los viejos tiempos, hay algunos gobernadores que son capaces de todo por ver concretados sus sueños de grandeza, sus ambiciones personales, sus afanes de poder. Hasta sus propias locuras.
Por su corta visión política que los aleja de ser unos verdaderos estadistas, harán hasta lo imposible por hacer a un lado a quienes ellos consideran simples “piedras en el camino”.
A estos “estorbos” después los llamarán “basura” y así sucesivamente, hasta desaparecerlos del mapa político por entenderlos como un obstáculo.
A estos falsos políticos modernos o administradores del poder, mal llamados “funcionarios públicos” -porque la política rebasa todo tipo de fronteras y es cien por ciento humanista e integradora-, les da pavor que otras personas les hagan sugerencias para elevar el nivel de gobierno.
Por supuesto, puede ser que la contraparte no sea la más afín, amigable o inteligente, pero eso no quita que no deba ser escuchada. Los buenos políticos -los mejores-, son aquellos que alcanzan una capacidad de diálogo y de negociación sorprendentes.
José Woldenberg, ex consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), hizo alusión a la teoría de Bernard Crick, quien escribió el libro “En defensa de la política”. Dice textualmente:
“La política digna de tal nombre tiene entre sus principales méritos el reconocer la existencia de los otros...de tal suerte que el primer deber del auténtico estadista es buscar las fórmulas para la convivencia a partir de la aceptación de las limitaciones”.
Más claro, ni el agua.

Por Elmer Ancona

Cambios de fondo… para un país desfondado


México es un barril sin fondo desde hace muchísimos años, prácticamente desde que los políticos de antaño –los de todos los tiempos que no dejan las riendas del país-, saquearon las arcas.
Por eso hay millones de pobres, por eso la cuarta parte de la población está habitada por millones de miserables que viven en casas de láminas y de cartón, comiendo lo que pueden.
Desde que tengo uso de razón, sexenio tras sexenio, he escuchado decir a los presidentes de la República que “ahora sí, este país va a cambiar de fondo”, que todo se logrará “pero necesitamos reformas estructurales”. Y no pasa de allí.
Discursos demagógicos y sin fondo que sólo lanzan al aire palabras que no convencen a nadie; lo mismo ha sucedido con mandatarios priistas que con panistas. Nadie da buenas noticias, nadie avanza.
No me queda duda que el Presidente Felipe Calderón es un hombre de buenas intenciones, pero tampoco me queda duda de que actúa “casi igual” a lo que se ha tenido en las cúpulas de poder.
No me queda duda que el poder hegemónico no está en la Presidencia de la República, sino en las cúpulas empresariales y en el cerradísimo círculo de los hombres de negocios, quienes controlan todo a su antojo.
Aún más, estoy totalmente convencido de que tan solo unos cuantos políticos y empresarios, vinculados con el crimen organizado, son quienes dicen “hasta dónde llegar” y qué tipo de país se quiere tener. Me refiero a aquellos que mataron a Colosio, a Ruiz Massieu, al Cardenal Posadas.
Desde mi punto de vista, es realmente penoso que a los tres años de Gobierno (le quedan dos, cuando mucho), el Presidente Calderón esté hablando de poner toda la carne al asador para transformar a este país.
Su mensaje presidencial no conmovió, no planteó nada que sacudiera la conciencia de la gente, de las estructuras sociales, de las élites de poder. Pan con lo mismo.
¿Que está dispuesto a arriesgar todo por hacer que este México sea diferente? Lo dudo. Se le está acabando el tiempo de gobierno y va a estar bastante entretenido en combatir la ola de inseguridad desatada.
Eso lo debió haber dicho y hecho desde el inicio de su administración, incluso desde su campaña, convocando a los mejores hombres de la República independientemente de su filiación política, para sacar a este país adelante.
Desde un principio debió haber convocado a una auténtica Evolución Social y Política para hacer de esta nación algo diferente a lo que se tiene desde hace décadas.
Sólo los hombres de altura pueden hacerlo, sólo los auténticos modernistas y hombres de Estado pueden conseguirlo, con el apoyo de todos los sectores sociales.
Hoy ya no va a poder, y lo más seguro es que quienes van a sucederlo -¿los priistas?- lo hagan a su manera, sin tocar fibras sensibles y mucho menos, sin tocar fondo.
Lástima que un hombre de buenas intenciones haga planteamientos tardíos. Política es conocer los tiempos y política es arriesgarlos todo desde un principio. Lo demás es simulación.

Por Elmer Ancona
agencia_35@hotmail.com

Menos cínicos… porque tramposos ya son


No es nada difícil entender a los políticos, a quienes dirigen las riendas de nuestro país o de nuestro estado, Yucatán, en los tiempos actuales.
Hasta hace relativamente poco, un par de décadas, la demagogia era más tramposa, más complicada, se engañaba fácilmente con tanta verborrea y palabrería rebuscada.
Aunque la naturaleza de la mentira es totalmente nociva, la que generaban los políticos de viejo cuño, -sesenteros y setenteros-, era más fina, más elegante, más sutil.
Ahora es mucho más descarada, cínica, boba, insultante, como quienes las emanan. Ahora ni de eso se cuidan los políticos contemporáneos. Quieren ver la cara de bobos a los ciudadanos sin hacer el menor esfuerzo.
Por ejemplo: el 19 de julio el Gobierno Federal dio a conocer la terrible noticia de que México regresó a los niveles de pobreza de hace 10 años.
Reconoció que en los últimos tres años, más de cinco millones de personas se sumaron a la lista de mexicanos que no tienen posibilidades de adquirir la canasta básica, con lo que México aumentó el número de pobres.
Eso lo admitió, ni más ni menos, que el propio Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Recordó que en 2006, el 13.8 por ciento de la población del país padecía pobreza alimentaria, lo que equivalía a 14.4 millones de mexicanos.Para 2008, el porcentaje se elevó a 18.2, lo que significa que 19.4 millones de personas no pudieron comprar los productos más elementales para su alimentación. Esto significa que hubo un incremento de 35 por ciento.“De mantenerse esa tendencia, en menos de dos años México volverá a los mismos niveles de pobreza que tenía en el año 2000, cuando había 23.7 millones de personas en pobreza alimentaria”, alertó el organismo en su último reporte.
El Coneval asumió que la cifra de pobres en México aumentó seis millones en los dos primeros años de gobierno de Felipe Calderón, pese a los programas sociales impulsados para combatir la marginación y auxiliar a los que menos tienen.
En los dos primeros años de administración calderonista las cifras se dispararon: los pobres de patrimonio aumentaron de 42.6 por ciento a 47.4 por ciento y los que no tenían ni para comer, de 13.8 por ciento a 18.2 por ciento.Es decir, los 44.7 millones de mexicanos que no tenían los ingresos suficientes para satisfacer necesidades básicas como salud, alimentación, vivienda, vestido, transporte y educación en 2006, se convirtieron en 50.5 millones en 2008. Más claro ni el agua.

Defender lo indefendible

Pese a todo este reconocimiento que hizo el Gobierno Federal, ayer la subcoordinadora de Política Social de la fracción parlamentaria del PAN, la senadora Beatriz Zavala Peniche, dijo que pese a la adversidad económica internacional “se ha evitado que la pobreza regrese a los niveles que ésta tuvo en los años noventas”.
La legisladora por Yucatán expuso que la política gubernamental “logró contener el incremento de la pobreza inercial que venía del pasado, con una crisis menos severa que la actual”.
Quién los entiende, quién puede traducir la palabrería fácil y barata de quienes están al frente de los Poderes, de quienes ocupan las principales carteras de los partidos. Se contradicen sin el menor desparpajo y pudor.
Por eso los gobiernos panistas han caído en lo impopular, hablan y hablan del combate a la pobreza sin cortar de tajo el problema, además de que unos dan una cifra y otros, la que se les antoja.
Suben impuestos para defender a los más miserables de este país, a sabiendas –porque lo entienden muy bien- de que también a ese sector económicamente débil le impactará directamente en su consumo.
Sin duda alguna, este Presidente se ganará al final de su sexenio un calificativo negativo, por impopular, por impulsar políticas que no ayudan a nadie, ni a los empresarios, ni a los universitarios ni a los obreros.
Ardua labor tendrá que hacer Felipe Calderón para tejer de nuevo la estructura social vencida, debilitada por una crisis económica interna y mal llevada. Hoy los políticos deben ser menos cínicos, porque tramposos, ya lo son.

Por Elmer Ancona
agencia_35@hotmail.com

Los reales adversarios de César Nava


Con apenas 35 años de edad, César Nava Vázquez ha tomado el timón de ese pesado barco llamado PAN. Y pesado por toda la carga histórica que ha caracterizado al Partido Acción Nacional desde su fundación.
Quizá el joven político michoacano haya recibido el sábado pasado la encomienda más importante de su vida: dirigir el destino de un partido creado no para llegar al poder, sino para darle rumbo, alma y espíritu a un país llamado a cumplir con su vocación histórica.
El haber sido secretario particular del Presidente de la República o formar parte de la Cámara de Diputados federal es prácticamente nada con la distinguida encomienda que se le ha dado ahora.
La voz de mando de César Nava tendrá que ser mucho más segura para darle firmeza a todos los gobernadores, alcaldes, diputados y senadores emanados de su partido. Encomienda apetecible, pero nada fácil.
Acudirán a él las decenas de dirigentes municipales y estatales regados por todo el país en busca del buen consejo, de la palabra acertada, del ánimo indispensable para continuar en las duras batallas políticas y electorales.
Mucho más complicado para él será devolverle la fe, la confianza, la certidumbre a los miles y miles de militantes y simpatizantes panistas decepcionados de los proyectos políticos y de la forma de actuar de los líderes locales.
Pero no todo queda allí. Las batallas externas serán igual de complicadas que las internas, porque al interior de su partido se enfrentará con adversarios y disidentes, pero fuera tendrá que lidiar con los auténticos enemigos.
Enemigos encantados de ver cómo de desmorona en las cúpulas del poder el partido que durante años los criticó por su forma de gobernar, y que ahora se hacen trizas entre sí por las mismas razones.
Quizá el reto más real que tiene ahora el nuevo dirigente nacional del Partido Acción Nacional será frenar y controlar la soberbia, la ambición desbordada de los muchos políticos panistas que, embelesados por el poder, han sido capaces de llevar al abismo a sus propios seguidores.
A diferencia de otros dirigentes panistas (Manuel Espino, por ejemplo), hoy César Nava tiene la ventaja de ser no “un”, sino “el” incondicional del presidente Felipe Calderón. En pocas palabras, lo tiene todo.
No tiene excusa alguna para no hacer del PAN lo que fue durante mucho tiempo: un partido de ciudadanos, no de políticos. Por eso hoy nos volvemos a preguntar, hacia dónde irá la nave de Nava.

Por Elmer Ancona
agencia_35@hotmail.com

Cinismo gubernamental en tiempos de crisis


Tan espléndida como siempre. Hoy nos amanecemos con la noticia generada por W Radio, de que la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco regaló a sus siete diputados federales, todos ellos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), sus respectivas camionetas de lujo tipo Ford Escape.
Unos lo negaron, como Angélica Araujo Lara, otros lo admitieron, como Enrique Castillo Ruz. Da lo mismo, la sociedad sabe que todo es verdad por ser una larga, larguísima tradición entre Poderes.
Mientras el país se debate en qué se va a hacer con los 30 millones de mexicanos que viven en condiciones de pobreza extrema, que no tienen ni para comer este día, nuestros espléndidos funcionarios públicos y legisladores se sirven con la cuchara grande.
Mientras en Yucatán está envuelta en una lastimosa polémica partidista y social por el endeudamiento de mil 870 millones de pesos que se echó sobre la espalda la administración estatal –a costa de todos los yucatecos, por supuesto-, la Jefa del Poder Ejecutivo sigue con sus dispendios.
Los yucatecos todavía no olvidamos la reciente escena televisiva del programa Hoy, desde donde el conductor Ernesto Laguardia agradeció en repetidas ocasiones a Gobernadora de Yucatán, el preciosísimo reloj que le obsequió. Todavía no sabemos a cuenta de quien y el porqué.
La diputada federal, Angélica Araujo Lara, la consentida de la Gobernadora y la candidata más fuerte para pelear por la Alcaldía de Mérida -según se dice-, imploró hace dos días a prominentes empresarios yucatecos salir al auxilio de quienes menos tienen y viven en condiciones de pobreza alimentaria.
El clásico discurso de campaña disfrazada en el que nunca se pregona con el ejemplo, en el que se dice una cosa, pero se hace otra. Hay crisis, pero vivamos como reyes; hay pobreza, pero no en mi casa. Lo demás me vale un comino.
Los yucatecos nos preguntamos hasta dónde llegará el dispendio de este Gobierno estatal que ya se sacó hasta los centavos del bolsillo para consentir a sus “delfines” políticos, para promover la imagen de sus futuros candidatos a cargos públicos mayores.
Si no son ambulancias que se regalan a estados vecinos son relojes; si no son espectaculares en avenidas o anuncios en paraderos de autobús, son novelas de televisión o carísimos conciertos en zonas arqueológicas. El chiste es gastar, gastar y gastar.
Hasta cuándo los políticos yucatecos comenzarán a voltear la mirada hacia los más desprotegidos, a cuidar el poco dinero que se tienen en las arcas para solventar las necesidades más apremiantes de su gente, de sus ciudadanos, de sus indígenas.
Camionetas de lujo para los diputados federales ¡Caramba!, como si realmente las necesitaran o peor aún, como si realmente las desquitaran. Como si el horno estuviera para estos bollos. El cinismo en los tiempos de crisis.

Por Elmer Ancona
agencia_35@hotmail.com

Golpeadores que se van… un acierto


Hace algunos meses, previo a la entrevista que le hice al ahora ex secretario de Fomento Económico del Gobierno del Estado, un amigo mío – también ex funcionario federal- me dijo que Jaime Manuel Zetina González era una persona de lo más honorable, recta y con amplia solvencia moral.
“Es un hombre de Dios, de los pocos políticos que no se avergüenzan de expresar públicamente su fe religiosa”, me comentó por aquellos días. Hoy, mi amigo, no sabe cómo explicar la forma de actuar de ese “servidor público” por el cual sentía plena admiración.
“Así es la vida, mi querido Elmer, los funcionarios públicos contemporáneos ya no se marean por subirse a un ladrillo, ahora lo hacen si se suben a un papel celofán”, remarcó.
Es cierto, ahora que Zetina González “renunció” a la Sefoe por “motivos personales” nos queda más que claro lo que realmente pasó en este que seguramente será uno de los episodios más oscuros de su vida política y empresarial.
Aunque ahora diga que todo es producto de las malas intenciones de los “adeptos en el odio y en el rencor”, la brutal agresión que le propinó a su esposa lo orilló el pasado viernes a dejar su flamante cargo.
Unos dicen que Ivonne Ortega Pacheco no le perdonó haber agredido a una mujer de esa forma, otros dicen que la gobernadora se tardó demasiado en buscar un sustituto del cargo. Lo cierto es que fue ella la que tomó la decisión de removerlo del cargo.
Y fue lo mejor para todos, porque en tanto la sociedad discierne si fue verdad o mentira lo de la golpiza que le dio Zetina González a su mujer, lo mejor es no tener en el Gabinete a alguien –hombre o mujer- que se caracterice por ser más un salvaje que hombres de bien.
Este miércoles 25 de noviembre, ciudadanos de todo el mundo celebrarán el Día Internacional de la No Violencia Contra la Mujer, y hubiera sido una vergüenza para la administración ivonnista tener entre sus colaboradores a un golpeador de mujeres.
La pregunta que nos hacemos es cuántos funcionarios públicos más habrá en las filas de los gobiernos estatal o municipales que tratan igual o peor a sus mujeres, a sus hijos.
Quien trata de esa forma a sus “seres queridos”, qué podrá ofrecerle a sus gobernados, a sus representados, a los ciudadanos a los que dice servir y conducir hacia el bien común.
El patético caso del ex secretario de Fomento Económico –ahora renunciado- debe servir de lección para todos aquellos que están en la cúpula del poder: quien se atreva a tocar a una mujer de tal manera, pagará con creces las consecuencias. Su renuncia ha sido todo un acierto.
No está de más que los políticos de los distintos signos partidistas -sean funcionarios, legisladores o dirigentes estatales- pongan sus barbas a remojar, porque a nadie se le paga con los impuestos del pueblo para dar malos ejemplos.
Si los manotazos sobre el escritorio son pésimamente vistos por la ciudadanía, sobre todo cuando se trata de actitudes personalizadas que atentan contra los derechos sociales, los golpes directos a los seres más queridos son imperdonables.

Elmer Ancona

La filantropía: una mirada al hombre


La mayoría de nuestros males personales, familiares, políticos y sociales no radica en la carencia o en la posesión de cosas, de bienes materiales. Pensar de esta forma nos anclaría en una lamentable mediocridad como seres humanos. Tendríamos una visión bastante limitada de lo que es la vida.
Lo material influye en nuestra cotidianidad, por supuesto, pero no es la razón de nuestra existencia. El "tener más" caudal, patrimonio, dinero o lujos no nos dimensiona como género. Por el contrario, el "ser más" y el "hacer más" nos transporta a otras esferas que rayan en lo espiritual. Todo depende del valor que le demos a lo que se posee y a lo que se realiza.
La raíz de nuestras desgracias se centra, fundamentalmente, en la ausencia de bienes espirituales. Y esta no es una percepción meramente teológica. De nada le sirve al hombre, por ejemplo, tener amplios conocimientos o una sólida preparación profesional si ese caudal de información no le arroja destellos de felicidad. A mayor grado de conocimiento, mayor armonía. Esa debe ser la regla. O bien, de qué le sirve al hombre poseer fabulosas cantidades de dinero, ser inmensamente rico si ese capital no le ofrece mayor bienestar interno, si vive en un infierno, si se siente perseguido y extorsionado, si su alma dista de estar contenta. Si no le abre el camino para sentirse y verse mejor.
Cuántos personajes públicos en la extrema riqueza son hallados muertos por sus vínculos con el crimen organizado, por estar coludidos con la maldad. Mueren solos, completamente abandonados. Su dinero no les ha servido de tabla de salvación, no les ha ofrecido el verdadero poder que puede proporcionar un beso, un abrazo, una palabra de amor.
El exceso de poder y las carencias insultantes son malas consejeras para el género humano. Tan malo es disfrutar desenfrenadamente del dinero, de la fama, del placer y del estatus como perverso es que el hombre no tenga ni en qué caerse muerto, que no tenga ni un mendrugo para aliviar el estómago, ni una ropa para cubrirse del inclemente frío.
Los extremos se tocan. Nada bueno le proporcionan al hombre, lo ridiculizan, lo sobajan, lo humillan, le arrebatan lo más valioso que posee: su humanidad, su espiritualidad. La extrema pobreza (miseria) como la extrema riqueza (miseria) convierte a la vida en un laberinto en el que todo mundo se extravía, se confunde, se aterra, se enfrenta con quien se topa en el camino por no encontrar una salida.
Para salvarnos de nuestra pequeñez y para rescatar a los demás de las miserias materiales y espirituales con las que se enfrentan a diario, es indispensable, vital, ir al rescate de la filantropía, retomar esa forma de vida sometida desde hace tiempo por el consumismo voraz que suelen practicar las sociedades modernas.
La filantropía no es más que pensar y actuar con amor por el género humano, valorar lo que representa para el mundo el hombre, lo que significan para la humanidad nuestros padres, hijos, hermanos, amigos y vecinos. Esa es la tarea y el problema más urgente que deben resolver la sociedad y las estructuras de poder. El amor al hombre y la defensa de su entorno es hoy una cuestión de vida o muerte.
Los gobernantes, los empresarios, los líderes políticos y religiosos llevan la grave responsabilidad de ser más humanitarios con la gente que menos bienes materiales y espirituales posee, con la más herida, la más solitaria, la más necesitada, la más dañada. Las personas que gozan de una autoridad civil o moral son las que mejor ejemplo deben ofrecer al toparse con todos aquellos que claman ayuda.
El amor a los demás y a nosotros mismos es la verdadera y única llave del progreso. Ante una contingencia como la que vive ahora el sudeste asiático, por la devastación que han arrojado los llamados tsunamis, de nada sirve movilizar por la fuerza a ciudadanos o autoridades internacionales si tienen el corazón muerto.
Seguirán saliendo más cadáveres del fango ante la postura insensible de muchos grupos sociales que no mueven ni un solo dedo por sus hermanos en desgracia. Seguirán viendo todo muy distante, sin pensar que es gente de carne y hueso que sufre, que padece las inclemencias de la naturaleza, que llora, que no encuentra solución a su problema.
El altruismo es la preocupación por el bienestar de los demás aun a costa del bienestar propio. En tanto la humanidad sea más altruista y más entregada por la gente necesitada, por la más miserable en todos los sentidos, se tendrán sociedades más civilizadas y armónicas, más justas, más progresistas.
Sin embargo, ésta no es una cuestión de dinero, sino un asunto de amor (philos). De amor por el género humano, respeto por el hombre y su entorno, cariño y protección para uno mismo y para todos los que nos rodean. Allí radica la magia de la filantropía. Es allí cuando quitarse la camisa para ofrecerla al prójimo en desgracia tiene su encanto. Su maravilla.
La maldad no es otra cosa que la negación de uno mismo. El hombre es más malo en la medida que atenta contra sus propios valores, porque luego vendrá el ataque contra la sociedad. Por el contrario, será mejor como ser humano en tanto se reconozca como parte de una cadena de sentimientos, de principios, de espiritualidad.
La filantropía y el altruismo forman sociedades con alma. El hombre debe vivir permanentemente queriendo, respetando y amando a la humanidad no sólo en tiempos de infortunio y desgracias, o en tiempos de solemnidad y celebración como podría ser la Navidad o el Día de Reyes. Corazones ardientes y solidarios se necesitan a diario. Hoy es tiempo de darle una mano a Asia.

Por Elmer Ancona

No he roto con Roma: Felipe Arizmendi


San Cristóbal de las Casas.- Felipe Arizmendi Esquivel, en su afán por dejar clara su postura ante la situación que viven los indígenas en Chiapas y las visibles diferencias que tiene con algunas instancias del Vaticano, detalla los conceptos que han generado polémica en la propia jerarquía de la iglesia.
Las figuras de "teología india", "teología indígena" o "iglesia autóctona", que para algunos jerarcas católicos pudieran ser vagas e imprecisas, el obispo de San Cristóbal de las Casas las explica con pormenores y libro en mano.
Aborda con precisión el tema que a últimas fechas ha causado más discusión entre los prelados: que diáconos indígenas casados pudieran ser ordenados sacerdotes. No niega las necesidades de sus comunidades, pero confirma su compromiso con el magisterio de la iglesia y con el pontificado.
"El tener pena y tristeza no significa ruptura, nosotros sentimos eso porque tenemos apenas 84 sacerdotes y ocho mil catequistas, la mayoría de ellos indígenas, para un millón y medio de habitantes"
"Los diáconos son mucho menos para dar los sacramentos del bautismo, del matrimonio y la eucaristía", por ello insiste que hacen falta mucho más con carácter permanente, pues de las 50 parroquias en la diócesis que los equieren apenas hay en 16, lo que significa que 34 no están cubiertas.
Reconoce que hay fundamento en los temores de Roma y no puede negar el riesgo de que haya ideologías de fondo en la formación de estos diáconos, ni la posibilidad de una corriente que pretenda impulsar la ordenación como sacerdotes de hombres casados.
Pero aclara que "en ningún momento estoy alentando la ordenación como sacerdotes de diáconos casados, de ninguna manera; aunque en otros tiempos sí se le haya solicitado al Vaticano. Sus dudas las comprendo, las entiendo. Yo haría lo mismo".
Arizmendi Esquivel va más al fondo: como pastor de la iglesia mal haría en decirle a Roma "está bien todo lo que ustedes digan", porque no sería acorde con la obediencia ni con la ley, y porque la obediencia no implica dejar de pensar.
Los peligros, admite, son un hecho real porque hay comunidades que han pedido sacerdotes casados -por eso no son temores infundados los de Roma-, "pero que quede en claro que un servidor no está alentando esas esperanzas o expectativas".
Optimista, el prelado de los altos de Chiapas confía en que la decisión de las instancias vaticanas en estos asuntos no sea definitiva, sino transitoria y temporal, porque los mismos pontífices lo han alentado en su labor pastoral.
"Pero independientemente de la ideología que pudiera haber detrás de esta solicitud, primero está la necesidad de atender a estas comunidades, por eso la urgencia de dialogarlo y el Papa muestra mucha apertura".
Arizmendi no vacila en ofrecer su interpretación de las figuras "teología india", "teología indígena" o "iglesia autóctona". Son términos distintos, pero se vinculan directamente y además nacen desde el Concilio Vaticano II, en los decretos sobre la actividad misionera de la iglesia.
"Estos documentos dicen, explícitamente, que deben surgir en todo el mundo iglesias autóctonas que con sus propias energías puedan asumir la evangelización y aportar a la iglesia católica todas las riquezas que Dios ha sembrado en las comunidades".
En otros términos -detalla- significa que para que la iglesia sea realmente católica y universal tiene que encarnarse en cada una de las culturas incluyendo a las indígenas, como la tzotzil, tzeltal, chol, tojolabal o zoque que persisten en Chiapas.
"En México la iglesia no puede ser igual en el centro que en el norte o en el sur del país, en una comunidad mestiza o una comunidad indígena, debe tener su propio rostro, sin descuidar la universalidad que es lo fundamental".
Por ello, Arizmendi Esquivel recomienda tomar en cuenta la organización comunitaria donde se trabaja más por consenso y participación que por imposición, además de valorar la manera de participar de los propios indígenas para fomentar que se hagan responsables de los diferentes servicios.
"Una iglesia autóctona no significa una iglesia separada de la iglesia católica ni una iglesia al margen del Papa, sino una iglesia con matices propios en lugares y culturas muy determinadas. No hay equivocación".
El verdadero peligro es confundir iglesia autóctona por iglesia autónoma, y ahí radica la preocupación de Roma, pero aclara que nadie quiere ni pretende esta última, porque con una iglesia autónoma estarían totalmente equivocados.
"Sin embargo, la iglesia tiene que responder a esta situación, a esta necesidad, y esto no es un invento ni de un servidor ni de don Samuel Ruiz, sino una exigencia del propio Evangelio como lo ha mandado el propio Concilio Vaticano II".
Por teología india debe entenderse la reflexión teológica sobre la experiencia de Dios en estos pueblos, una reflexión para descubrir cómo ha actuado en la historia de estas culturas y comunidades, explica el prelado.
Si bien en el fondo siempre está la preocupación por los pobres, advierte que esta teología no tiene absolutamente nada que ver con la llamada "teología de la liberación", pues la india se preocupa específicamente por las comunidades indígenas, tiene otro matiz.
La teología india, detalla Arizmendi Esquivel, tiene muy en cuenta la cultura entendida no como acumulación de conocimientos, sino la forma como los indígenas se relacionan con Dios, con la naturaleza, con las demás personas, con la familia, con la sociedad.
El prelado confía en que llegará el momento, tal y como lo proponía Juan Pablo II, de que estas comunidades tengan sus propios obispos indígenas como ya los hay en América Latina. "Esta es una de nuestras principales metas".
Llegarán los tiempos, dice, en que este 75 por ciento de población indígena de la zona tenga cada día más sacerdotes, más diáconos, más catequistas y más religiosas indígenas, porque sería un absurdo tener en la diócesis una iglesia totalmente mestiza.
"Pero que quede claro, no se puede anteponer la cultura indígena al Evangelio, o para ejemplificar, no se le puede dar más importancia al Popol Vuh que a la palabra de Dios. La teología india debe estar en armonía con el magisterio de la iglesia y con el Papa".
En este camino, Arizmendi Esquivel reconoce el trabajo incansable que todos los obispos de México hacen por tener una iglesia mucho más terrenal y encarnada, por tener comunidades mucho más dignas y mejor reconocidas en sus derechos.
El Obispo sancristobalense remata su visión pastoral exhortando a toda la comunidad en general, a los gobernantes y legisladores, a participar muchísimo más en el rescate de estas comunidades, de estas etnias.

Por Elmer Ancona
agencia_35@hotmail.com

La Cultura del Esfuerzo en México


La emoción de las olimpíadas nos invadió a todos. No hubo quien no se pusiera de pie o soltara un grito de júbilo al ver como los grandes atletas rompían sus propias marcas o los récords mundiales para convertirse en los más valiosos, en los mejores. Desde los tiempos antiguos, colosos de esta naturaleza eran considerados los predilectos de los dioses por su entrega, por su coraje, por su ejemplo. Zeus los coronaba.
Esas son las figuras emblemáticas que necesita el mundo. México, por fortuna, cuenta ya en su historial con esos hombres y mujeres que han dado muestras de heroísmo al vencerse a sí mismos y al derrotar a sus fuertes rivales. Ahí se tiene el ejemplo de Ana Gabriela Guevara, de Belem Guerrero y del estóico Saúl Mendoza, entre otros, quienes le han regalado ahora al país más medallas olímpicas.
Hay otros nombres que merecen ser recordados por todo lo que representan para México, como el de Soraya Jiménez, Felipe "Tibio" Muñoz, Carlos Girón, Raúl Capilla, Fernando Platas, Raúl González, Noé Hernández, José Pedraza, Daniel Bautista, Carlos Mercenario, Ernesto Canto, Joel Sánchez, Francisco Cabañas, Patricia Valle, Doramitzi González, entre otros, que comprendieron lo que es la cultura del esfuerzo, pese a los serios obstáculos económicos, familiares, logísticos o de salud que encontraron en su camino.
Pero estas grandes muestras de heroísmo nos vienen a recordar que no todo lo que brilla es oro. Reconocerlo es necesario. Muy pocos mexicanos se dedican de tiempo completo y de forma profesional a la práctica deportiva y la mayoría no pisa el verdor de un campo para sacudir lo viejo, lo enfermo, lo ocioso. México aún no goza de esa cultura que tanto necesita para salir adelante, para progresar.
Todavía no se termina de comprender la filosofía del viejo pero siempre joven Aristóteles, quien entendía como algo indivisible y como una sola esencia la naturaleza humana. La hermosura del ser humano radica en el cultivo de su parte material (el cuerpo) y de la espiritual (mente y alma). El hombre -y esto es una realidad- viviría en un total y claro desequilibrio al formar y proteger una sola de estas partes. Algo le faltaría para trascender.
Por eso las grandes naciones tratan de imprimirle a sus deportistas el valor de la balanza. No es nada extraño ver que quienes destacan en alguna práctica deportiva emergen de excelentes universidades. Al menos en los tiempos modernos, a los buenos atletas se les paga con becas para estudiar lo que más deseen y donde ellos quieran, aparte de asegurarles asesoría integral (aní-mica, sicológica). Buscan formar seres completos, hombres y mujeres indispensables para la sociedad.
México no cuenta con muchos recursos económicos para lograrlo, pero tampoco se le ve mucho ánimo de intentarlo, por eso se debe elogiar a todos esos grandes atletas que en estas olimpíadas de Atenas han intentado sublimarse a través del deporte, que están dando muestras de capacidad y de coraje -ganen o no medallas y laureles- pese a los grandes obstáculos que han enfrentado en su vida.
También se debe reconocer el esfuerzo de los cientos o miles de mexicanos "mundanos", de esos niños, jóvenes, adultos o ancianos que independientemente de la actividad a la que se dedican a diario entregan parte de su tiempo a enriquecer su cuerpo, su mente y su alma.
La cultura del esfuerzo no es ni debe ser privilegio de unos cuantos. Todos la deben practicar en los ámbitos en que se desenvuelven, como son los deportes, las artes, la enseñanza, la religión, los negocios o la política. Esta enorme entrega debe manifestarse también en los pequeños y grandes oficios: los obreros y la gente del campo pueden y deben dar su mejor esfuerzo para engrandecerse a sí mismos y para enriquecer a este bellísimo país.
El Presidente de la República debe repetir constantemente a toda la gente que habita este enorme México ese "vamos, vamos, vamos" y ese "tu puedes, tu puedes, tu puedes" que le expresó a Ana Gabriela Guevara mientras corría en la gran final de los 400 metros planos. Todos en México tienen la oportunidad de ser mejores y de dar su mejor esfuerzo.
Igual que una medalla olímpica de plata, tiene todo el mérito del mundo sacar las mejores calificaciones, en el caso de los estudiantes; abrir una pequeña empresa, en el de los emprendedores; darle estabilidad, paz y progreso al país, en el de los políticos; hermanar a toda la gente y hacer que miren a lo verdaderamente trascendente, en el caso de los religiosos.
Esas son las medallas que uno puede colgarse al cumplir con responsabilidad la encomienda diaria. Ana Gabriela Guevara dice sentirse muy contenta y orgullosa por haber cumplido su objetivo: lograr una medalla olímpica en su carrera deportiva. Por encima de las lesiones dio su mejor esfuerzo. Entiende a la perfección que haber ganado la de plata, y no la de oro, no significa fracaso alguno porque el valor del triunfo y de la competencia radica en el trabajo duro, serio y responsable. Esa es la mentalidad de una campeona, de una triunfadora, de una soñadora.
Belem Guerrero también se siente orgullosa de haberle dado plata a México y revela a todos los mexicanos el secreto de su triunfo: preparación, carácter y madurez conseguidos a lo largo de años de preparación.
Echar todo hacia delante para estar donde ahora, decirle un rotundo no al fracaso, a los tropiezos, a las carencias, a las improvisaciones. Saúl Mendoza, el atleta paralímpico más admirado y querido en este país, quien también le dio plata a México por su triunfo en los mil 500 metros sobre silla de ruedas, despierta la conciencia de todo México: hay que prepararse responsablemente y dar lo mejor de sí mismo, darse al mundo tal y como uno es, apretar de principio a fin y vivir siempre motivados.
Ojalá y todos los mexicanos aprendiéramos de ellos, ojalá que todos llevemos por dentro el espíritu, el entusiasmo y el coraje de una Guevara, de una Guerrero, de un Mendoza, de un Juan Pedro Toledo que han sabido rebasar los límites de la mediocridad, de la ignorancia, de la pereza. Debemos asimilar y comprender la cultura del esfuerzo, hay que ser como ellos y como uno mismo para sacar adelante a esta enorme casa en la que vivimos. ...

Por Elmer Ancona
agencia_35@hotmail.com

La cultura en América: el rostro humano


Los hispanistas vinieron a México a recordarle a la gente algo que tiene muy escondido o quizá olvidado en el fondo de su corazón y de su conciencia: la cultura mitiga los problemas sociales y los entuertos del alma. La cultura, aunque no es una panacea, es una alternativa eficaz para crear grupos humanos menos bárbaros, menos agresivos, menos miserables.
La cultura del hombre se valora en la medida en que todos sus conocimientos, creencias, costumbres, capacidades y hábitos adquiridos los ofrece para embellecer la sociedad en la que se desenvuelve.
Y también para embellecerse a sí mismo. Uno es más grande como ser humano en tanto le aporta más armonía al grupo social con el que convive a diario (familia, trabajo, amigos). Y en el dar está el recibir.
La suma de valores únicamente da valores. Así progresan las naciones. Tiene razón Miguel León-Portilla en advertir que la ausencia de cultura ha generado más pobreza, miseria y desigualdades lacerantes en América (el Continente Americano), males que van acompañados por corrupción, injusticia, inseguridad y endeudamiento.
Y acertado también es el Príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, cuando recomienda a los hombres y mujeres de toda América exigirle a sus gobernantes el derecho a la cultura, el derecho a la libertad de pensamiento y de crítica como una forma de recibir beneficios.
El llamado que han hecho los hispanistas en la cumbre efectuada en Monterrey es que hay que volver la mirada al hombre a través del conocimiento, de las letras, de la lengua. Volver a los orígenes, retomar los valores perdidos como única forma de crecer y de progresar. Ver el pasado como una condicionante para entrar al futuro y disfrutar el presente.
Difundir la cultura es, sin duda alguna, el gran encargo que tienen hoy los responsables de las instituciones públicas y privadas y no únicamente los solitarios investigadores y "letrados" a quienes se les suele imaginar en el silencio de las bibliotecas, tal y como lo describe Aurora Egido.
América necesita ya de más cultura -de una nueva cultura de la cultura- que corra por la sangre de su gente. Necesita renovarse a través del conocimiento, de las letras, de las imágenes, de la palabra. Es la única forma de sacarla de la miseria humana en la que vive. La exaltación del espíritu social se dará en la medida en que el espíritu del hombre sea redimido en lo individual, sea elevado, sea ... sacralizado.
El hombre, lamentablemente, ha centrado su atención en la vulgaridad de lo inmediato, de lo pasajero, de lo que está simplemente de moda para perder de vista la hermosura de lo que trasciende a su alma. El valor de la palabra y del conocimiento se ha extraviado para darle paso a lo meramente comercial. Hoy, para muchos, la cultura no es necesaria.
La gente se pierde en el laberinto de su soledad porque no encuentra satisfactores para su vida, para las necesidades de su yo interior.
Los estereotipos, esos falsos íconos que únicamente meten ruido a la nobleza del ser humano, se han impuesto. Hoy ha ganado más el estatus (el qué dirán, según la sociedad) al cómo soy y cómo debo ser.
Los gobiernos tienen la grave responsabilidad de imprimir más libros, de impulsar la producción cinematográfica, de crear más espacios para el arte y apoyar a sus creadores, de generar más ciencia y otorgarle mayores recursos, de velar para que la gente de todos los rincones del país esté mejor informada a través de los medios públicos y privados. No importa de cuantos recursos tenga que disponer para realizarlo, esto es como llevar un pedazo de pan al alma. No tiene precio.
Las familias, por su parte, deben sentirse comprometidas a formar a sus integrantes en los valores que rebasan los espacios del tiempo. Los buenos libros siempre deben estar en las cabeceras. Disfrutar del buen cine y de la buena música puede ser la clave. Eliminar poco a poco el gusto por la mala programación en televisión puede ser saludable para todos.
La cultura es muy amplia y puede resultar hasta económica si realmente se quiere. La formación debe comenzar desde la niñez y no hay pretexto para no estar más preparados.
Quienes trabajan en el campo de la docencia y la investigación tampoco se salvan de este compromiso toral con la sociedad. En estos tiempos no debe haber cabida en las aulas para los maestros ignorantes, para esos chambistas que viven del coto sindical, para los profesores marchistas que viven de los plantones
El rigor académico es fundamental para crear sociedades progresistas y desarrolladas. La paciencia, la prudencia y el ejemplo deben ser sus herramientas principales para convencer a los estudiantes -chicos y grandes- de la importancia que tiene el estar mejor formados.
La cultura debe ser la tabla de salvación para esta América rezagada, debe darle un nuevo rostro a ... este continente lleno de miserias, de necesidades, de lamentos, de desplazados. La cultura debe recuperar el rostro humano que ha perdido esta sociedad materializada. Una sociedad maleducada, malformada, desinformada, poco leída, es una sociedad destinada a la barbarie. ...

Por Elmer Ancona
agencia_35@hotmail.com

Juan Pablo II: Pescador de hombres



Las campanas doblan por ti. Has muerto. Te has ido. Nos has dejado solos. Nada podrá llenar este vacío. Sólo tu hermoso corazón. Hoy cierras la puerta de esta vida, temporal, para abrir la eterna. Tu nombre se pronuncia en silencio en cada oración, en cada rezo, en cada plaza. Todos te quieren cerca, todos te quieren vivo.
Hoy, sin embargo, te han llamado de lejos. De muy lejos. Han tocado tu alma. Vas en busca de tu respuesta. Has emprendido el viaje más largo de tu existencia, el más intenso, el más incierto.
Pero vas sin miedo. Tu mismo lo gritaste decenas de veces por todo el mundo: ­No tengáis miedo!
Hiciste lo que tenías que hacer aquí en la tierra. Cumpliste. Fuiste pescador de hombres. De esos hombres anclados en sus carencias, en su ignorancia, en su pereza. De esos hombres alejados de tu Iglesia por su soberbia, por su "importancia", por su falsa inteligencia. Por su poderío.
De esos hombres incrédulos y reacios que no creían en nada más que en sí mismos. A ellos arrojaste tus redes. Tu red fue el Evangelio, la Iglesia tu barca y Dios tu Capitán. El te condujo por toda la mar para pescar a los más necesitados, a los más dolidos, a los más abandonados.
Trabajo abundante y cansado, sí, pero el más gratificante de tu vida, el más santificante. Hoy, para muchos, ya eres santo, ya eres puro. El rescate de tus hermanos en desgracia te dio forma, te hizo así, te dio esencia. Ahora los sabemos.
El rescate de esa gente sumergida en el error y en el dolor te dio más vida. Vida eterna. Eso te hizo grande ante la humanidad. Y el más querido. El más amado.
Tus mismos "enemigos" te tendieron puente de plata, te abrieron paso, te reconocieron y admiraron. Pero les diste miedo, mucho miedo. Te temieron. Tus palabras de bien fueron ofensivas y mortales para ellos que se dicen "contrarios". Esos que no desisten de hacer el mal. Esos que viven del poder y para el poder, de la fama y para la fama. Los que gozan en exceso del dinero y del placer. Esos que quieren sentarse en el trono de Dios y sustituirlo con sus estupideces.
Asumiste las dolencias de la gente y las envolviste en tu bandera de amor. Fuiste solidario. Rompiste barreras para acercar a todos sin importar su credo, su posición. Convertiste las desgracias del hombre en dignidad. Cincelaste, poco a poco, paso a paso, esos muros de maldad que ofendieron al ser más valioso sobre la tierra. Y al caer las piedras cayeron los pesares. Cesaron las lágrimas.
Ofreciste un sincero perdón en el momento preciso, porque las doctrinas y las ideologías terminaron por dividir y enfrentar a los hombres. Para ti nunca hubo árabes ni judíos, negros y blancos, católicos y protestantes, Oriente y Occidente. Nunca hubo ricos y pobres. Para ti sólo existía el hombre en toda su inmensidad y en toda su hermosura. Fuiste un digno y hábil representante de Dios aquí en la tierra.
Y por eso te persiguieron, por eso te dispararon, por eso intentaron torpemente arrancarte la vida. Pero no pudieron. El arma homicida se convirtió en tu cruz y la bala -esa bala cargada de maldad-, te inyectó más energía. Cuántos no se habrán vuelto al camino del bien por esa intentona. Cuántos no habrán recobrado la fe por ese intenso dolor. El amor y el perdón lo pueden todo.
Y así te arrojaste a los brazos de tus enemigos, de todos tus "Ali Agca" para tocarles el corazón y abrirles la puerta de la esperanza. De una esperanza perdida, extraviada, malograda. Esa fue tu misión aquí en la tierra. No tuviste otra. No hubo confusión ni duda alguna. El camino estaba marcado. Hoy has llegado al final de ese camino para el gran encuentro con tu Dios.
Pero no te vas. Al menos en esencia. "Me voy pero no me voy, me voy pero no me ausento". Esas fueron tus palabras para México, para todos aquellos que te siguieron, que te escucharon, que te aplaudieron y te cantaron. Para aquellos que hicieron vallas y vallas en todos tus recorridos y que no se cansaron de gritarte lo mucho que te quisieron. Y que te quieren.
Hoy las banderas de luto ondean a media asta en las naciones. Hoy las voces de algunos poderosos se alzan para admirarte y reconocerte, para prometer que seguirán tus pasos hasta el cansancio. Hasta donde puedan. Nosotros lo haremos. Habrá una lucha incansable para rescatar a los más heridos y lastimados de este planeta. No descansaremos hasta rescatar, por lo menos, a uno.
Tu salvaste naciones enteras. Allí está Rusia, allí está Polonia, para allá va Cuba. Aquí está este México abandonado a su suerte por sus gobernantes, por sus políticos, por sus traidores de todos los sexenios enquistados en el poder. Olvidado por aquellos que se dicen sus "servidores" y que sólo se han servido. Aquí están matándose entre ellos por un pedazo de poder, por el estatus.
Pero no te vas. Tus palabras y tus obras se quedan grabadas en lo más profundo del corazón de los que velan por sus almas. De quienes saben que el bien triunfará sobre el mal. De quienes si se preocupan por los pobres (de cuerpo y alma) y están lejos de la demagogia, de esos torpes discursos que nada bueno arrojan.
Tu labor pastoral la cumpliste hasta el martirio, Peregrino de Amor, sin importar la dolorosa agonía. Sólo un hombre como tu, con una espiritualidad plena, pudo haberse entregado a la humanidad hasta el último aliento, hasta el último saludo, hasta el último segundo. No abandonaste la cruz ni el dolor. Seguiste el ejemplo de tu Maestro. Tu cuerpo, hoy lo sabemos, temblaba constantemente por el desbordante amor que llevabas dentro.
Tus virtudes no quedarán en el olvido. Tu palabras no quedarán en la penumbra. Tus amados hijos no quedarán en el abandono. Tu nos contagiaste a todos con ese amor a raudales. Sólo hombres como tu pueden romper las barreras del tiempo y del espacio. Sólo un Juan Pablo II quedará en la memoria de la gente. No habrá otro más. ­Qué reto más grande para tu sucesor!
Por Elmer Ancona

Mujer




Creo en ti. No hay razón para dudarlo. Y creo en ti por lo que representas para el mundo, por lo que eres, por todo lo que le has dado. Eres roca y columna. Mi espíritu se deleita al contemplar tus pasos, tu andar. Tu sola presencia me estremece como hombre por ser ángel encarnado y fuente de todo placer. Te admiro por ser mujer.
Das lecciones de grandeza a cada instante. Lo haces por tu hombre, como amante; por tus hijos, como madre y por los varones del mundo, por ser mujer. Nada te importa más que entregarte a ellos y protegerlos. El tuyo es un amor desmedido y sin fronteras. Por eso basta con mirarte para saber que existe lo bueno y que hay un Dios.
Tienes temple para todo. Sacas fuerza de la nada aun en situaciones de desastre y de dolor. Poco, muy poco haríamos los hombres sin tu presencia. Porque tu furia y coraje los sacas del corazón. Ese es tu templo, tu piedra de sacrificios. Avanzas rápido porque entiendes bien al mundo, a la humanidad. Todos somos tus hijos. Tú eres nuestro vientre y nuestro altar.
Eres cobijo ante el temor. Los miedos se nos quitan al tenerte cerca. Eres madre que ahuyenta los espantos nocturnos. Tus rezos y plegarias nos salvan, nos redimen, nos dignifican. Tienes línea directa con el Creador. Sólo a ti, que eres niña-mujer, te puede escuchar sin cortapisas. No hay barreras entre el cielo y tu.
Eres esposa que escucha. Que siempre escucha y acompaña. Eres brújula que orienta y un firme timón. Nuestra barca iría sin rumbo de no ser por ti. El poder, la fama y los falsos placeres nos pierden cuanto tú nos estás. Es fácil extraviarnos en nuestros propios infiernos lejos de ti, que eres salvación. Eres balsa que nos rescata en medio de la mar y bálsamo que alivia el dolor.
Eres hija del mundo y dueña de él. Nada somos sin ti. Nuestra pobreza es extrema cuando se ausenta el amor, cuando te ausentas tú. Cuando te perdemos. Todo es liviano y ligero si en este andar estás a nuestro lado. Es mentira que seamos fuertes por causa propia. Tú eres el cimiento de esta débil estructura llamada "hombre".
Somos reyes porque tú eres la corona y el imperio. Quítanos tu presencia y seremos siervos. Somos firmamento porque tú eres el sol y eres la luna. Quítanos tu presencia y seremos oscuridad. Eres el ropaje que nos da elegancia y hermosura. Eres el aura que destella en nuestro espíritu. Dejamos huella en el mundo porque tu nos enseñas a pisar fuerte.
Sin embargo, cuánto daño te hemos hecho. Tienes el andar un tanto lento por la injusta carga que te hemos impuesto. Y no es mentira. Hemos abusado de ti hasta el cansancio por el simple hecho de ser mujer. Nos hemos saciado más de tu cuerpo que de tu alma en forma torpe.
Hemos convertido todo en una farsa para sentirnos más "hombres". Falsamente hemos creído que al someterte, vilipendiarte y ofenderte aumenta nuestra hombría. Nos sentimos dueños de la vida sin darnos cuenta que la vida eres tú. Pero el poder de tu amor nos ha colocado en el lugar indicado. Porque no somos ni más ni menos que tu. Nuestra esencia mide y pesa lo mismo.
Te hemos abandonado a tu suerte, te hemos dejado sola. Sola caminas por el mundo cuando te arrebatamos tu dignidad, cuando te clasificamos, cuando únicamente vemos materia en ti. Si por "error" te atreves a pensar mejor que nosotros y logras mayor estatus, te derrumbamos con descalificativos para hacerte caer. "Subió al entregar su cuerpo".
Si por "error" decides dedicarte de tiempo completo al hogar para entregarte de lleno a tus hijos y a tu hombre, para velar por ellos, te bañamos de críticas para hacerte sentir mal. "Es una mediocre".
Si por "error" optas por lanzarte a las fronteras del país para buscar mejores condiciones de vida, para salir de la severa crisis económica con la que te enfrentas a diario, para alejarte del horrible estilo de vida en el que has vivido por culpa de la pobreza, te señalamos con el dedo índice. "Es una prostituta".
Por eso hoy quiero ir a tu rescate, por eso hoy y todos los días quiero festejarte, celebrarte, reconocerte, protegerte, admirarte y bendecirte. Porque has tenido temple para sobrellevar las estupideces del "hombre". Porque te has entregado a él con pleno amor y respeto, con pasión, pese a sus vituperios. Gracias por ser toda una mujer.
Por Elmer Ancona

viernes, 7 de mayo de 2010

Felipe Calderón... recuperar a México


Lo que hizo el presidente Felipe Calderón al disolver la inútil, obsoleta y corrupta paraestatal Luz y Fuerza del Centro (LyFC) debe ser respaldado y hasta aplaudido por la sociedad.
Al menos esa parte de la sociedad honesta, progresista, amante del desarrollo, y también de aquellos sectores sociales cansados de vivir en lo más profundo del pantano económico a costa de decenas de líderes sindicales “charros”.
Después de que su servidor le dijo recientemente al Jefe del Ejecutivo federal que sólo manifestaba expresiones de cansancio, apatía, debilidad y aburrimiento en su forma de gobernar, ahora, con la decisión que ha tomado, hay que reconocerle su mérito.
Los mexicanos hoy podemos percibir al auténtico Felipe –“El Niño Artillero”, le dice un entrañable amigo periodista- que todos querían ver.
A un gobernante con mando, con decisiones firmes por muy difíciles que fueren.Es cierto que lo hecho por el Presidente de México no es algo que algún otro no haya hecho.
Me recuerda, por ejemplo, la decisión que tomó el Presidente Carlos Salinas de Gortari al inicio de su mandato, cuando quitó de tajo a Carlos Jongitud Barrios al frente del sindicato magisterial.
El cacicazgo de quien fuera "líder moral" de los maestros y fundador de la ex Vanguardia Revolucionaria del Magisterio, tuvo fin de un brutal golpe asestado por quien gobernara el país de 1988 a 1994. Salinas, “El Rey sin Corona”, quitó a uno de sus enemigos de su paso.
En aquellos tiempos nadie se atrevía a tocar aquello que llevara el sello del echeverrismo o del “sánchezviteismo”, un poder de centro izquierda (“izquierda revolucionaria”, dirían ellos mismos) que corrompían todo lo que tocaban, incluyendo a los sindicatos.
La misma historia de corrupción, cacicazgo y clientelismo del sindicato magisterial se repitió y mantuvo durante años –y hasta ahora- en otros poderosos sindicatos, como el de Petróleos Mexicanos (Pemex), el Mexicano de Electricistas (SME), el de los transportistas y ferrocarrileros, por mencionar unos cuantos. Intocables todos.
Hoy el Presidente Calderón se armó de valor para decirle al gremio de electricistas “Hasta aquí llegaste”, con lo que el Estado Mexicano se ahorrará cada año 18 mil millones de pesos.
Tan sólo un sindicato como el SME le generan al país 30 mil millones de pesos anuales. Si esto lo multiplicamos por las aproximadamente 20 agrupaciones sindicales reunidas en el Congreso del Trabajo, más otras tantas autónomas o independientes, México se podría ahorrar otros miles de millones de pesos.
Pongamos otro ejemplo. Apenas el 6 de octubre se dio a conocer que la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por tercer año consecutivo, quedó fuera de los primeros 100 lugares del ranking mundial de instituciones de educación superior, por sus niveles de calidad.
En 2005 apareció entre las primeras 100 de este estudio, situándose en el lugar 95; para 2006 ascendió hasta ocupar el sitio 74; sin embargo, en 2007 descendió hasta el sitio 192 y ahora ocupa el 190.
La calidad educativa que se imparte en la Máxima Casa de Estudios y los trabajos de investigación de sus posgrados no mejoran, van en pleno retroceso, dejan mucho que desear y ver el bajo espíritu de sus estudiantes y catedráticos para superar el conocimiento.
Ante esto, los mexicanos podemos preguntrnos qué rol juega aquí el Sindicatos de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM), con sus más de 25 mil trabajadores de base que poco hacen para hacer progresar a su casa de estudios.
Nada. Hoy al Presidente Calderón le corresponde fajarse bien los pantalones y poner en orden la casa de todos, que bastante falta hace.
El lema de su partido “Por una Patria Ordenada y Generosa” tiene que verse ya en Los Pinos. Orden y generosidad es lo que han demandado desde hace muchos años los más de 30 millones de mexicanos que viven en la extrema pobreza, pero sus presidentes, sus políticos, sus legisladores, sus líderes partidistas no los han escuchado.
Es tiempo de que Calderón Hinojosa comience a recuperar a ese México que se extravió en la penumbra desde hace décadas, gracias a la podredumbre de alma de sus gobernantes y de muchos –aunque no todos- mexicanos. En ese momento estaremos con él.

Rupturas internas que dejarán huella



Como siempre, el poder ha provocado la “ruptura de lanzas” internas entre los grupos de poder enquistados en los partidos políticos, particularmente entre aquellos que se disputan algún cargo de elección popular.
Y Yucatán no es la excepción. En el Partido Revolucionario Institucional (PRI), por ejemplo, las cosas están que arden por el descontento que ha generado la designación de Angélica Araujo Lara como candidata a la Alcaldía de Mérida.
Aunque todos pretendan salir en la foto con una sonrisa de punta a punta, lo cierto es que el descontento es generalizado y los grupos antagónicos esperan el momento para echarle en cara “a quien corresponda”, la posible derrota de la candidata tricolor.
Y no es para menos. Todos saben que de perder la Alcaldía, Angélica Araujo estaría totalmente descartada para contender por la gubernatura en un par de años.
Pero lo peor de todo, es que el “candidato ideal” del tricolor para contender por ese cargo, Rolando Zapata Bello, también vería mermada su imagen por el descalabro electoral que se podría venir encima.
Porque se quiera o no, el Partido Acción Nacional (PAN) aún es la carta fuerte para los meridanos, sigue siendo del gusto de muchos ciudadanos de esta ciudad capital, a quien lo les desagrada ni el trato ni la forma de gobernar de sus alcaldes.
Ahora bien, hay quien dice que de ganar Angélica Araujo la Alcaldía, también generará rupturas internas en su partido por una serie de razones que trataremos de explicar.
Dicen que desde que se dio la designación de la ex directora del Instituto de Vivienda, Rolando Zapata Bello y su grupo político puso el grito en el cielo, porque ellos si son politicos de carrera, con amplia trayectoria y luchas políticas y electorales, cosa que no tiene la hoy candidata.
En segundo término, porque los tiempos políticos de Zapata Bello no son los mismos que los tiempos de quienes candidatean a Angélica, esto es, al actual diputado federal y su grupo de poder les urge gobernar el Estado, y por como van las cosas, tardarán ocho años en conseguirlo, sólo por el capricho de algunos de imponer a Araujo Lara.
Y ya no se hable del disgusto que hay entre otros políticos priistas de larga trayectoria, como Nerio Torres Arcila, Ismael Peraza Valdez o Jorge Carlos Berlín Montero, quienes también tienen sus aspiraciones puestas tanto en la alcaldía como en la gubernatura.
Así están las cosas en el PRI, tanto que todos tendrán que echar la carne al asador para no salir perdiendo.
Lo que procedería ahora sería preparar de antemano una “operación cicatriz” por si llegara a darse la derrota de la diputada federal incómoda.
A los ciudadanos no nos queda más que esperar y ver cómo se dará el jaloneo y forcejeo entre los grupos de poder del tricolor, que va a ser todo un escándalo a nivel regional, de perderse, una vez más, la Alcaldía.

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