lunes, 25 de octubre de 2010

¿Hasta cuándo, políticos comodinos?


Poco tiene caso hacer un recuento de las personas que han sido acribilladas por el crimen organizado en lo que va del sexenio calderonista. A diario caen más y más.
Tan sólo este fin de semana en Tijuana y Ciudad Juárez murieron 28 personas, la mayoría de ellos jóvenes – con toda seguridad sin vínculos con el narcotráfico-, unos en plena fiesta y otros en un centro de rehabilitación.
La amenaza del crimen organizado es brutal: “Y seguirán cayendo hasta llegar a 134…”, misma cantidad de mariguana decomisada recientemente por las autoridades federales en Tijuana.
La venganza es directa contra el Estado mexicano, contra la mismísima ciudadanía cansada de ejecuciones, acribillamientos... de la barbarie cotidiana. Nadie puede tocar los intereses de los criminales, de esos delincuentes coludidos con intereses políticos.
¿Qué hacer ante el salvaje ataque de los que no tienen respeto por la vida?¿Cómo frenar su acelerado crecimiento y enriquecimiento ilícito, sus turbias ganancias? ¿cómo luchar contra ese “Estado” que lenta y desenfadadamente devora al verdadero Estado?
Mientras los legisladores, funcionarios públicos y dirigentes partidistas lucen sus comodísimos departamentos amueblados en zonas como Polanco, mientras lanzan sus pomposas campañas presidenciales en las redes sociales… sus jóvenes electores caen abatidos por las balas.
Quién de ellos se ha atrevido a salir de sus cómodas burbujas de ilusión para confrontarse con la realidad, con esa realidad que carcome los sentimientos de los padres de familia. Ninguno.
¿Cuándo se parará un César Nava Vázquez, un Manlio Fabio Beltrones o un Jesús Ortega en esas zonas de auténtica guerra? ¿Lo harán algún día? Lo dudo.
Se la pasan pensando y recreando el México de los “partidos”, pero no el México “de los mexicanos”. Están lejos, pero muy lejos, de la cruda realidad que viven miles de ciudadanos en esas regiones tomadas por el narco.
¿Y dónde están las Iglesias? ¿Dónde están las universidades?¿Dónde está el Presidente de la República? En todas partes, pero menos en las "tierras de nadie".
Veintiocho jóvenes acribillados brutalmente tan sólo el fin de semana ¿Qué hace falta para cambiar a México? ¿Que la gente tome venganza por sí misma? Pena de muerte, señor Presidente; pena de muerte, señores legisladores. Mano dura, pero ya.
Elmer Anconaelmerancona@hotmail.com

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