martes, 21 de diciembre de 2010

El "Jefe" Diego y los "caballeros" del secuestro


La carta que pidieron publicar los autonombrados “ex misteriosos desaparecedores” como condición para liberar a Diego Fernández de Cevallos revela, en primera instancia, profesionalismo.

No la escribe un ignorante, un iletrado, un maleducado. La escribe alguien con amplios conocimientos en filosofía, historia y política económica. Ni más ni menos. Aunque no hay nada profundo en lo que dice, refleja amplio conocimiento del espectro sistémico.

Tras leer las tres partes que comprende el escrito, se puede concluir que los secuestradores de el “Jefe” Diego no son vulgares delincuentes que van sólo por el dinero de sus víctimas.

A estos grupos armados el cobro del rescate sí les importa, pero sólo para financiar el sofisticado armamento que utilizan para el plagio de importantísimos personajes de la vida pública, sean políticos o empresarios. Aparentemente no van por cualquiera.

Otro mensaje que envían los secuestradores es que tienen todo el poder para secuestrar a quien se les antoje, sin importar el estatus de la víctima. Perdonarles o no la vida dependerá de las circunstancias, de cómo se vayan dando las negociaciones.

No son improvisados, denotan conocimiento en estrategia, táctica y logística. Hay planeación, organización, programa en sus tareas. Lo más seguro es que se muevan como células protegidas en su identidad. Si falla alguno no pondrá en riesgo la operatividad de los demás.

Con estas formas de operar podrían secuestrar a quien se les antoje, incluso, podrían atentar contra quien les dé la gana aún así sea el propio presidente de la República. Ese es el mensaje que mandan.

Un tercer mensaje que envían a la sociedad es el del reclutamiento o proselitismo, llaman a la gente a que los apoye en esta “noble causa” en contra de los políticos y empresarios corruptos, transas y asesinos. Llamado, por cierto, que comienza a tener seguidores a través de las redes sociales.

Los “ex misteriosos desaparecedores”, quienes se comportaron –según el “Jefe” Diego- como unos auténticos caballeros (porque le dieron un trato “excelente”), van contra “Ellos”, contra los grupos privilegiados. Defienden a los que ellos llaman “Nosotros”, los grupos de pobres y miserables regados por todo el país y que representan al 90 por ciento de los mexicanos.

La “izquierda” que representa este grupo de plagiarios-delincuentes es una izquierda dogmática, sentimental y romántica, que la hace más radical y peligrosa al tener la posibilidad de incorporar a sus propósitos a todo ese grupo de “soñadores” cansados de tantas carencias.

Es más una izquierda “chavista” que “chevista” o “fidelista”; se asemeja más a una filosofía “marquista”, como la de aquel subcomandante guerrillero asentado en la Selva Lacandona. Es, podríamos decir, una especie de guerrilla urbana romántica capacitada para secuestrar y matar con el fin de lograr sus propósitos.

Por último, la lección que nos dan también los “caballeros del secuestro” es que están observando detenida y meticulosamente el paso de todos aquellos que son sus enemigos: los poderosos fácticos, entre los que se encuentran los legisladores, los funcionarios públicos, los empresarios y hasta los obispos, todos clasificados como representantes del conservadurismo y la derecha.

Que tienen mucho de razón en sus postulados ni duda cabe. Este país está a punto de reventar. Lo cierto es que su “inteligencia criminal” no puede estar vinculada ni sustantada al plan de salvación que tanto requiere este país.


Elmer Ancona

agencia_35@hotmail.com




























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